sábado, 9 de junio de 2012

Venus sobre el Sol

Expectación en Tierra por ver a Venus.Porque es difícil poder observar este fenómeno: el paso de este planeta sobre el sol.Como un lunar negro, Venus se desliza lentamente por el disco solar. Un viaje de casi seis horas y media que comenzaba a medianoche, hora española. Y que ha reunido a centenares de curiosos desde Los Angeles a Sydney, pasando por Corea o Japón, donde la lluvia ha dejado a algunos sin disfrutar del momento.En España tan sólo se ha podido disfrutar de ello, durante media hora, en Cataluña, Levante y Baleares.Y será difícil tener otra oportunidad, ya que el próximo no se producirá hasta dentro de 105 años. Conseguir volver a captar esta imagen en 2117






Haz click en el enlace si quieres ver el vídeo:  <div id="divVideo_227619" style="width:480px;




La conquista de la luna.

Gracias a la exploración espacial, tenemos un gran conocimiento sobre la Luna, pero la conquista de nuestro satélite fue fruto de una reñida competición internacional que costó millones de dólares en pocos años y la vida de algunos valientes.


Los soviéticos iniciaron la carrera a la Luna y llegaron a ella con sondas cada vez más perfeccionadas que liberaron en la superficie lunar autómatas teledirigidos para recoger muestras, realizar comprobaciones y recopilar datos e imágenes que enviaban a la Tierra.

Se trataba de los proyectos Luna y Zond, consistentes en 32 sondas equipadas con instrumentos cada vez más sofisticados que en 17 años permitieron trazar el mapa casi completo de la cara oculta de la Luna, recoger muestras de suelo lunar y realizar análisis químicos, así como descubrir el campo magnético luna mediante comprobaciones específicas.

Ello implicaba dominar por completo la tecnología del alunizaje suave, de la técnica teledirigida y de la automatización, que permitió desarrollar numerosas actividades en vuelo y en la Luna. Era un desafío que Estados Unidos no podía ignorar. El empeño en llevar seres humanos a la Luna se convirtió en una cuestión de honor nacional que requirió una inversión de 100.000 millones de dólares y el trabajo de más de 500.000 científicos y técnicos durante 15 años. Así, el programa Apolo convirtió a Estados Unidos en el único país que habría plantado una bandera en la Luna.

Pero el coste de poco más de 300 horas de paseos lunares y visitas a los cráteres en vehículos espaciales fue muy superior. No hay que olvidar los costosos programas de sondas, como la Surveyor y la Luna Orbiter, que practicaron reconocimientos preliminares minuciosos de la superficie lunar, o como los programas Mercury y Géminis, que de 1958 a 1962 desarrollaron la tecnología necesaria para el programa Apolo.


  • El programa Mercury (393 millones de dólares y más de 2 millones de personas implicadas) llevó a los primeros norteamericanos a la órbita terrestre. Era el inicio de la solución de grandes problemas técnicos, como el del escudo térmico para el regreso, la estabilidad del cohete vector, el microclima de la cápsula, los trajes… Sólo se lanzaba a un astronauta en cada ocasión, a poca distancia de la Tierra y durante poco tiempo.

  • El programa Géminis (con más de 1.000 millones de dólares y el doble de equipo humano) organizó encuentros espaciales y las primeras salidas de la nave. Así se consolidaron las metodologías espaciales adquiridas.


¿Mereció la pena? Desde el punto de vista científico, no hay duda de que sí, y las protestas tuvieron que callar ante los numerosos avances en los campos más dispares, que han compensado el enorme esfuerzo.

Saturno

Saturno ocupa el sexto lugar desde el Sol. Es ligeramente menor que Júpiter y dista casi 1.500 millones de kilómetros de nuestra estrella. Sin duda, es el planeta más famoso gracias a sus anillos luminosos, conocidos y estudiados desde tiempos de Galileo.


A pesar de parecer algo más pequeño que Júpiter, tanto por sus dimensiones reales como por estar más alejado, para observar Saturno basta con unos buenos prismáticos. Es de color blanco perlado y presenta un bonito sistema de anillos, no siempre visible.
Saturno se parece mucho a Júpiter: tiene una densa atmósfera de hidrógeno (75% en masa) y helio (25%) y se cree que posee un núcleo rocoso cubierto por un océano de hidrógeno molecular y hielos de distinto género.
Como Júpiter, tiene una rotación diferencial: su superficie visible no es sólida, un hecho confirmado por su densidad (inferior a la del agua), la más baja del sistema solar. Saturno también tiene una elevada rotación, que, a pesar de ser inferior a la de Júpiter (10h 40 min, en lugar de 9h 45 min), influye tanto en la forma como en la estratificación atmosférica: el aplastamiento polar y la coloración en bandas claras y oscuras paralelas al acuador son consecuencias de esta, como ocurre en Júpiter; en Saturno la forma es aún más aplastada, mientras que las franjas paralelas tienen perfiles menos netos y más amplios cerca del ecuador.

También Saturno muestra formaciones atmosféricas de gran duración, parecidas a la gran mancha roja de Júpiter. Las diversas tonalidades de color de las franjas se deben a diferencias en la composición química (compuestos de azufre y fósforo) y en el grosor de las nubes. Además, al igual que Júpiter, Saturno posee un intenso campo magnético e irradia más energía de la que recoge del Sol. En su interior se alcanzan los 12.000 K, probablemente por el mismo proceso de contracción que se observa en Júpiter.


Pero Saturno fascina sobre todo por la belleza de sus anillos. Galileo fue el primero en observar el anillo de Saturno, aunque no comprendió qué era. En realidad, está formado por una numerosa sucesión de anillos concéntricos de diámetros ligeramente distintos. Están compuestos por polvo, corpúsculos de hielo, hielo seco (anhídrido carbónico) y roca helada en órbita alrededor del planeta, con un amplio abanico de masas, dimensiones (comprendidas entre un centímetro y varios metros) y formas.

Este sistema de anillos presenta una estructura muy compleja: con el telescopio pueden verse dos o tres separados por espacios aparentemente vacíos. En realidad, el anillo se extiende sin solución de continuidad a lo largo de 65.000 km. El anillo más interno orbita en el límite de la atmósfera y el más externo se aleja del borde visible del planeta unos 250000 km. En cambio, su grosor es muy reducido y la media es de varios kilómetros. Además, como todos los anillos se disponen en el plano ecuatorial del planeta, y dado que el eje de rotación está inclinado respecto al plano de la órbita, si se observan desde la Tierra, cambian de aspecto con el paso del tiempo y, a intervalos de casi 14.5 años, dejan de ser visibles, porque se encuentran de perfil respecto a un observador terrestre.


El origen de los anillos de Saturno (como el de los anillos de otros planetas exteriores) es desconocido. Se supone que los formaron uno o más satélites fragmentados por las fuerzas de marea, pero es más probable que sean los restos del material primario que, a causa de la excesiva cercanía de los grandes planetas, no se agregó para formar un satélite. Por otra parte, ningún planeta ha capturado tanta “basura espacial” como Saturno: la Voyager 1 localizó enormes cantidades de asteroides, rocas cósmicas, cúmulos de polvo, pequeñas lunas y bloques helados. Saturno, con sus 23 satélites, 18 de ellos mayores, tiene a su alrededor un sistema solar en miniatura. Solo Titán, conocido antes de enviar las sondas, es grande, de dimensiones semejantes a Ganímedes, y es mayor que Mercurio, con una atmósfera compuesta por nitrógeno, metano, amoniaco, hidrocarburos y acetileno.

Puesto que se cree que la atmósfera de la Tierra primitiva tenía la misma composición, se considera que Titán es uno de los cuerpos extraterrestres más aptos para la formación de vida. Desgraciadamente, la capa atmosférica no permite ver ningún detalle de la superficie y sólo se presume que sea similar a la de la Tierra primaria: las sondas han revelado la presencia de agua y rocas y se estima que alrededor de un corazón rocoso se extiende una corteza helada.
Dado que carece de campo magnético y que a veces su órbita sale de la magnetosfera de Saturno, permanece expuesto al viento solar; se supone que todo esto puede contribuir a producir una evolución química hacia la vida.
No puedes dejar de ver el más espectacular de los cuerpos celestes del sistema solar con unos prismáticos o un pequeño telescopio.

Saturno en cifras


  • Radio ecuatorial = 60.268 km


  • Masa ( km) = 5,688

  • Volumen ( cm ) = 817,67

  • Densidad media ( g/ cm ) = 0,69

  • Temperatura media de las nubes = -125ºC


  • Gravedad superficial (m/s ) = 9.05


  • Aplastamiento polar = 0.109

  • Distancia media del Sol ( km) = 1.429,4
  • Distancia media de la Tierra ( km) = 1.277,4

  • Satélites = 23

  • Período de Rotación = 10,233 horas

  • Período de Translación = 29,458 años


  • Velocidad orbital media = 9,6 km/s


Neptuno

Después de la exclusión de Plutón del Sistema Solar, Neptuno es el último planeta. Es invisible a simple vista y se parece a Urano hasta en los hermosos colores característicos de su atmósfera nubosa, debidos a la presencia de metano.
Tiene características muy distintas a las del resto de los planetas exteriores. Por la geometría de las órbitas de Neptuno y Plutón, a veces Neptuno está más alejado del Sol que Plutón. Fue lo que sucedió en 1979-1999, pero habitualmente Plutón es el “planeta” más alejado y alcanza una distancia máxima del Sol, que es casi 1,5 veces el máximo alejamiento por Neptuno.

La presencia de un octavo planeta ya había sido prevista por Adams y Le Verrier, quienes observaron algunas irregularidades en el movimiento orbital de Urano justificables por la acción gravitatoria de un cuerpo exterior de grandes dimensiones. Pero Neptuno estaba al límite de las posibilidades de observación de los instrumentos de la época y su descubrimiento, realizado por los astrónomos del observatorio de Berlín el 23 de diciembre de 1846, fue el mayor resultado astronómico del siglo XIX.

Si en aquella época apareció como un disco pequeño azulado verdoso, ahora sabemos que no es en absoluto pequeño: en dimensiones sigue a Júpiter, Saturno y Urano. Eso fue prácticamente todo lo que sabía sobre Neptuno hasta 1989, año en que llegó la sonda Voyager 2 y que cambió el modo de pensar sobre este planeta. En las fotografías, Neptuno aparece como un hermoso planeta azul con matices, manchas y tenues estrías blancas. En su superficie se observaba una mancha oscura tan grande como la Tierra: como en el caso de la gran mancha roja de Júpiter, se trataba de una tormenta en condiciones estacionarias que, más tarde, desapareció, como demuestran las recientes imágenes del Hubble. Dado que la Voyager 2 pasó a gran velocidad y durante muy poco tiempo junto al planeta, se recogieron informaciones ulteriores sobre Neptuno mediante telescopios más potentes desde la Tierra y desde el Hubble.

Aunque el nombre de Neptuno recuerda al del dios del mar y su aspecto blanco-azulado recuerda el color del agua, no significa que el planeta esté cubierto de océanos. Al igual que en Urano, el color de la atmósfera (formada principalmente por hidrógeno y helio) se debe a un pequeño porcentaje de metano. Como en el resto de planetas exteriores, la atmósfera impide ver la superficie helada de Neptuno, barrida por torbellinos, tormentas y vientos que soplan paralelos al ecuador a 2.000 km/h –los vientos de Neptuno son los más rápidos del Sistema Solar-. La temperatura media se sitúa alrededor de -200ºC y, como en el resto de los planetas exteriores, Neptuno también emite más energía de la que recibe.

Como Urano, posee un campo magnético más débil que el terrestre y un sistema de cuatro anillos por partículas de hielo de agua con dimensiones que oscilan entre la millonésima de milímetro y unos anillos de Neptuno no tienen una densidad uniforme: en algunas zonas es muy alta, mientras que en otras la materia se ratifica.

En la actualidad se conocen ocho satélites de Neptuno, todos de dimensiones muy inferiores a las de la Luna. Los mayores son Proteo, el cuerpo más oscuro del Sistema Solar (sólo refleja el 6% de la luz solar); Nereida, con una trayectoria muy elíptica e inclinada respecto al plano ecuatorial de Neptuno, y Tritón, el más pesado, que rota en sentido inverso. En particular, Tritón presenta dimensiones similares a la Luna y suscita el interés de los planetólogos por algunos géiseres de nitrógeno gaseoso que han sido fotografiados y que alcanzan muchos kilómetros de altura. Además, goza de una atmósfera propia, probablemente contiene un 25% de agua y tiene una estructura rocosa. La superficie, a temperaturas bajísimas –similares a las de Plutón (unos 34,5 K)- está presumiblemente cubierta por metano, anhídrido carbónico y nitrógeno congelado.

miércoles, 6 de junio de 2012

Variación y actividad del Sol

Se trata de fluctuaciones en la cantidad de energía emitida por el Sol. Y se pueden dar a dos niveles. Variaciones en la luminosidad y en el viento solar o campo magnético. Ambas suelen estar interrelacionadas y tienen efectos visibles como las manchas solares. A pesar de todo el valor medio de la radiación solar, 1366 W/m2, apenas cambia (ver constante solar). De hecho las oscilaciones producidas por el ciclo de las manchas solares no van más allá de 1 W/m2, . Su contribución en el cambio climático actual y pasado es motivo de controversia.


A continuación un vídeo captado por la NASA de la activación solar:


Aproximación de Júpiter y Venus

Los pasados días 13 y 14 de Marzo, Júpiter y Venus, los dos planetas mas brillantes del Sistema solar, se han aproximado, hasta estar a poco mas de tres grados uno del otro. No es algo raro ni excepcional ya que la mecánica celeste nos obsequia con este tipo de acontecimientos una vez cada año, aproximadamente, pero no desmerece para nada la belleza del momento de acercamiento entre la Diosa del Amor y el Don Juan por excelencia.

Al fondo de la imagen podemos ver lo planetas, Júpiter y Venus, aproximados.

martes, 29 de mayo de 2012

Formas de galaxia

La creciente potencia de los telescopios, que permite observaciones cada vez más detalladas de los distintos elementos del universo, ha hecho posible una clasificación de las galaxias por su forma. Se han establecido así cuatro tipos distintos: galaxias elípticas, espirales, espirales barradas e irregulares.

Galaxias elípticas

Galaxia elíptica NGC 1316.
En forma de elipse o de esferoide, se caracterizan por carecer de una estructura interna definida y por presentar muy poca materia interestelar. Se consideran las más antiguas del universo, ya que sus estrellas son viejas y se encuentran en una fase muy avanzada de su evolución.

Galaxias espirales

Están constituidas por un núcleo central y dos o más brazos en espiral, que parten del núcleo. Éste se halla formado por multitud de estrellas y apenas tiene materia interestelar, mientras que en los brazos abunda la materia interestelar y hay gran cantidad de estrellas jóvenes, que son muy brillantes. Alrededor del 75% de las galaxias del universo son de este tipo.

Galaxia espiral barrada

Es un subtipo de galaxia espiral, caracterizados por la presencia de una barra central de la que típicamente parten dos brazos espirales. Este tipo de galaxias constituyen una fracción importante del total de galaxias espirales. La Vía Láctea es una galaxia espiral barrada.

Galaxias irregulares

Galaxia irregular NGC 1427.
Incluyen una gran diversidad de galaxias, cuyas configuraciones no responden a las tres formas anteriores, aunque tienen en común algunas características, como la de ser casi todas pequeñas y contener un gran porcentaje de materia interestelar. Se calcula que son irregulares alrededor del 5% de las galaxias del universo.

Cuando la Vía Láctea choque contra Andrómeda...

A 5000 millones de años de unirnos a Andrómeda.

Nuestra galaxia, la Vía Láctea, forma parte de un cúmulo al que se suele denominar el Grupo Local.
Se han identificado más de treinta grandes galaxias como miembros inequívocos de este grupo, además de numerosas galaxias enanas.
Entre los miembros del Grupo Local se encuentran las vecinas Nubes de Magallanes y la gran galaxia de Andrómeda.

Pues bien, ésta última, a una distancia de unos 2,5 millones de años luz, se encuentra actualmente dirigiéndose hacia la Vía Láctea a una velocidad de 100 kilómetros por segundo. Podemos pues prever la colisión de Andrómeda con la Vía Láctea en el plazo de unos cinco mil millones de años.
Cada galaxia espiral de tamaño medio (del tipo de la Vía Láctea) contiene cientos de miles de millones de estrellas y una población de nubes interestelares distribuidas, principalmente, a lo largo de los brazos espirales.
Cuando dos de tales galaxias espirales entran en colisión, las estrellas (muy compactas respecto del tamaño de las galaxias) alteran de manera prácticamente errática sus trayectorias, pues se ven sometidas a numerosas fuerzas gravitatorias.

Los efectos de tal colisión galáctica son particularmente dramáticos para las grandes nubes interestelares gaseosas. Debido a su gran tamaño (de hasta miles de años luz), tales nubes entran en colisión generándose grandes ondas de choque que comprimen y calientan el gas dando lugar a enormes brotes de formación de estrellas nuevas.
El resultado de la colisión de dos galaxias espirales, como la Vía Láctea y Andrómeda, es una galaxia elíptica cuya masa, en forma esencialmente estelar, es la suma de las masas de las dos galaxias iniciales.
Cuando una galaxia enana cae en el campo gravitatorio de una gran galaxia, la primera queda atrapada y es “engullida” por la segunda. Esta ley de “la galaxia grande se come a la chica” hace que las grandes galaxias vayan creciendo cada vez más, mientras que sobre las enanas se cierne, a largo plazo, una amenaza de extinción.

Nuestra Vía Láctea ya ha dado pruebas de su voracidad engullendo varias galaxias enanas que son identificadas en su seno como enormes cúmulos estelares que aún conservan cohesión y entidad propia. Además, en el plazo de unos tres mil millones de años, las galaxias satélites más próximas de nuestra Galaxia, las Nubes de Magallanes, también serán completamente absorbidas por la Vía Láctea.
Este fenómeno de canibalismo galáctico favorece la formación de grandes galaxias en las zonas centrales (más pobladas) de los grandes cúmulos galácticos.


Algo, que la especie humana no verá nunca... 

Gliese 581g, ¿vida extraterrestre?

El mundo más parecido al nuestro de todos los descubiertos hasta ahora.


Esta vez, la cosa parece ir más en serio que nunca. Ninguno de los más de 500 planetas extrasolares descubiertos hasta el momento reúne las excepcionales condiciones que se dan en Gliese 581g, un mundo que tiene tres veces la masa de la Tierra y que se encuentra justo en el centro de la zona de habitabilidad de su estrella.
El hallazgo, que puede marcar un antes y un después en la búsqueda de «nuevas Tierras. Si los datos se confirman, el nuevo mundo sería el más parecido al nuestro de todos los que se han descubierto hasta ahora, tanto, que podría albergar agua y reunir las condiciones necesarias para ser habitable.
Sin embargo, el mero hecho de que Gliese 581g sea considerado capaz de sustentar vida no significa necesariamente que sea un lugar agradable para vivir en él. 
En la Tierra, existen numerosos entornos en los que, a pesar de que existe la vida, los seres humanos no podrían vivir. Lo realmente importante de Gliese 581g es que reúne las dos condiciones más importantes: la posibilidad de agua en estado líquido y la presencia de una atmósfera que retenga los gases necesarios.
El nuevo planeta se encuentra a 20 años luz de la Tierra, alrededor de una estrella, Gliese 581, muy bien conocida por los cazadores de planetas.
Su masa indica que, con toda probabilidad, se trata de un mundo rocoso, como el nuestro, con una superficie bien definida y con una gravedad suficiente para retener su propia atmósfera. 

No es la primera vez que se anuncia el descubrimiento de un mundo potencialmente habitable alrededor de esta pequeña estrella. Otros dos planetas de este sistema se encuentran en las fronteras mismas de la zona de habitabilidad de Gliese 581 y suscitaron, al ser descubiertos, el entusiasmo de la comunidad científica. 
El planeta recién descubierto está justo en medio de la zona de habitabilidad. En nuestro propio Sistema Solar, el centro de la zona habitable está ocupado por la Tierra, y las fronteras caliente y fría por Venus y Marte, respectivamente.

Otra peculiaridad del nuevo mundo es que, debido a las fuerzas de marea y a la distancia a la que se encuentra de su estrella, es más que probable que muestre siempre la misma cara a su sol, de la misma forma en que la Luna muestra siempre la misma cara a la Tierra. Esto significa que la mitad del planeta vive permanentemente de día y la otra mitad está sumido en una noche perpetua.
Los investigadores estiman que las temperaturas medias oscilan entre los -31 grados en el lado oscuro y los -10 en la cara iluminada.
Podemos estar por primera vez, en contacto con vida extraterrestre.

El Cambio climático y sus sus consecuencias en la Tierra


A 13000 millones de años luz

Una galaxia descubierta a 13.000 millones de años luz de la Tierra es el objeto más lejano y antiguo del Cosmos, un récord que los científicos esperan superar en pocos años 


Un mínimo punto de luz, casi invisible, indetectable durante miles de millones de años, aparece de pronto en el fondo negro del Universo. Esa pequeña nota luminosa es el objeto más distante jamás detectado, una galaxia de complejo nombre bautizada como UDFy-38135539, cuya luz ha tardado 13.000 millones de años en llegar a la Tierra. Ningún cuerpo celeste más lejano ni más antiguo ha sido visto jamás por el ser humano.

A medida que las técnicas de detección se han ido desarrollando, los astrónomos han sido capaces de encontrar objetos cada vez más lejanos en el espacio; galaxias, estrellas o quásares que aparecieron apenas unos cientos de millones de años después de la gran explosión del Big Bang, cuando el Cosmos, mucho más pequeño era muy diferente del que hoy conocemos, y ni siquiera existía la Tierra.

La galaxia fue detectada por primera vez por la nueva Cámara de Gran Angular 3 (WF3) del telescopio espacial Hubble en 2009. No ha sido nada fácil dar con ella, ya que su luz, emitida tan sólo 600 millones de años después del Big Bang, ha llegado a la Tierra de forma extremadamente débil, en gran parte porque hasta esa época una densa nube de hidrógeno neutro cubría casi todo el Universo.


«Estamos asistiendo, si no a la primera generación de estrellas, a una de las primeras que aparecieron en el Universo, y eso tiene un impacto cosmológico muy fuerte», explica Miguel Mas Hesse, investigador del Centro de Astrobiología (INTA-CSIC). La carrera de hallazgos ha sido impresionante en los últimos diez años. La última galaxia ha desbancado en el puesto de objeto más lejano a una estrella descubierta el pasado año, cuya muerte en forma de estallido de rayos gamma, una potente explosión de energía, llegó a la Tierra tras viajar también cerca de 13.000 millones de años.

Ahora, los científicos se enfrentan a un reto aún mayor, descubrir objetos de un tiempo incluso anterior, cuando el Universo entero no tenía más de 500 millones de años, estructuras que pertenecen al final de la llamada «edad oscura», la época tras la que aparecieron las primeras estrellas y de la que se aún se sabe muy poco. «Estamos seguros de que en los próximos años, con los instrumentos que ya tenemos -entre ellos destaca el Gran Telescopio de Canarias-, vamos a ser capaces de alcanzarlo», augura Mas.

sábado, 26 de mayo de 2012

GALAXIAS SIN ESTRELLAS

Parece una broma, pero no lo es. Existe una galaxia sin estrellas bautizada con el nombre VIRGOHI21 a 50 millones de años luz de nosotros. Hace unos 5 años, astrónomos de la universidad de Cardiff (Gales), anunciaron el descubrimiento de este extraño cuerpo celeste.

La galaxia está compuesta por hidrógeno y otros materiales clave para la creación de estrellas, pero sorprendetemente no tiene ninguna. Al carecer de éstas, solo es posible detectar esta galaxia por medio de los radiotelescopios, ya que no nos llega luz alguna.
Por lo general, las galaxias son vastas islas cósmicas de estrellas, como nuestra Vía Láctea, que posee alrededor de 100.000 millones, entre ellas, el Sol. La galaxia VIRGOHI21 tiene todos los elementos para fabricar estrellas... pero no tiene ninguna. 
Hasta ahora se habían observado algunos cuerpos celestes similares, aunque más tarde se descubrió que contenían estrellas o remanentes de la colisión de dos galaxias. Sin embargo, cinco años después de su descubrimiento, seguimos sin encontrar estrellas.


Tras muchos estudios, los astrónomos descubren que VIRGOHI21 tiene una masa total miles de veces mayor que la de su contenido de hidrógeno. Entonces, ¿qué es lo que aporta esa masa brutal? La materia oscura. La materia oscura es quizás el mayor interrogante sobre el universo en la actualidad, y esta galaxia nos puede ayudar a saber más de esa desconocida.

"El universo posee una gran cantidad de secretos, pero esto demuestra que estamos empezando a entender cómo observarlo de forma correcta", señaló Jon Davies, del equipo de Cardiff. 
"Es un descubrimiento excitante", concluyó.

IC 1805: Nebulosa Corazón


lunes, 14 de mayo de 2012

Huracán cósmico que gira a 32 millones de kilómetros por hora


Un equipo de científicos ha logrado medir los vientos más rápidos detectados hasta ahora saliendo de un agujero negro de masa estelar, que se mueven a una velocidad de 32 millones de kilómetros por hora, según informa la NASA. Los agujeros negros de masa estelar son aquellos que se forman por el colapso de una estrella masiva, cuyo tamaño es entre cinco y diez veces el del Sol y su descubrimiento ayudará a entender mejor este curioso fenómeno cósmico.


 Los científicos midieron los vientos utilizando los datos del observatorio espacial de rayos X Chandra y descubrieron que se mueven a unos 32 millones de kilómetros por hora, aproximadamente un 3% de la velocidad de la luz, y diez veces más rápido de lo que habían visto hasta ahora en uno de estos agujeros negros. "Esto es como el equivalente cósmico de vientos de un huracán de categoría cinco", señaló Ashley King, de la Universidad de Michigan, en un comunicado difundido por la NASA. "No esperábamos ver unos vientos tan fuertes en un agujero negro como este", señaló. La velocidad del viento en el agujero conocido como IGR J17091 es equivalente a la de algunos de los vientos más rápidos generados por agujeros negros supermasivos, que son millones o incluso miles de millones de veces más masivos. IGR J17091 es un sistema binario en cuya estrella central, equivalente a nuestro Sol, orbita el agujero negro. Se encuentra en el saliente de la Vía Láctea a unos 28.000 años luz de la Tierra.

El asteroide apophis

En junio de 2004 unos astrónomos del Kitt National Peak Observatory descubrieron la existencia de un cuerpo en nuestro sistema solar en una órbita cercana a la de la Tierra. En diciembre de ese mismo año fue observado de nuevo desde Australia y se comprobó que la órbita de este cuerpo podría entrar en colisión con la de la  Tierra en el año 2029.










Tras precisar con mayor detalle la órbita de este asteroide se ha descartado que pueda colisionar con la Tierra en 2029, aunque pasará a menos de un décimo de la distancia que separa a la Tierra de la Luna. Si se estuviese en la zona adecuada se le podría observar a simple vista trazando su trayectoria sobre el cielo. El riesgo está en que este cuerpo pase por una cerradura gravitacional, que es un pequeño pasillo que existe alrededor de la Tierra, y que podría cambiar la ruta de Apophis provocando que 7 años después pueda colisionar con nuestro Planeta. Si así ocurriese, el asteroide podría colisionar en un punto de la línea roja del siguiente mapa. La colisión podría llegar a los 510 megatones. Para haceros una idea la bomba de Hirosima tenia 15 kilotones. La explosión sería por lo tanto equivalente a 34.000 Little Boys.

El planeta Gliese 581g



El planeta, a 20 años luz de la Tierra, se encuentra en órbita de la estrella Gliese 581, por lo que ha sido bautizado como Gliese 581g. Según los científicos, se trata de un planeta "probablemente" rocoso, con una superficie firme. "Está a la distancia correcta de la estrella como para que haya agua, ni mucho calor ni mucho frío, y una gravedad similar a la de la Tierra para que haya una atmósfera", explicó ayer en una conferencia uno de los científicos a cargo de la investigación, Steven Vogt.
El descubrimiento del planeta está detallado en un estudio que publicará la revista Astrophysical Journal y que está basado en más de diez años de investigación en el observatorio W. M. Keck de Hawai (Estados Unidos), financiada por la Fundación Nacional de Ciencia de Estados Unidos y la agencia espacial NASA.
La masa del planeta descubierto es de tres a cuatro veces mayor que la Tierra y su orbita alrededor de la estrella es de 37 días.